La Danza

…Al bailar mostraban a los ricos, a los turistas, la belleza que poseía su vida y que aquellos no podrían expresar ni experimentar nunca sin su ayuda. Estos bailarines consumados, profesionales, ofrecían a la buena sociedad un substitutivo. Los miembros de esta buena sociedad, que no bailaban ni bien ni ágilmente, que no podían disfrutar realmente del agradable juego de la vida, hacían que aquellos jóvenes les mostrasen la belleza de su danza. Pero eso no era todo. No sólo podían contemplar ligereza y sereno dominio de la vida, sino que se les recordaba además la naturaleza e inocencia de las sensaciones y de los sentidos. Ellos, que tenían una vida apresurada y artificial o corrompida y repleta, que oscilaba entre el trabajo y el placer desordenado y la forzada penitencia en un sanatorio, miraban sonriendo, impresionados tonta y secretamente por el baile de estos jóvenes hermosos y ágiles, miraban como se mira la querida primavera de la vida, un paraíso lejano, perdido, del que se habla a los niños sólo en los días de fiesta, en el que uno ya apenas cree, pero en el que sueña por las noches con ferviente ansiedad.

En “Klein y Wagner” de Hermann Hesse

El Tercer Asesinato

Hirokazu Koreeda (Tokio, 1962) es un cineasta japonés conocido por sus dramas familiares, por ejemplo, Nobody Knows, Shoplifters (ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes en 2018), Our Litte Sister, Still Walking, entre otras. El Tercer Asesinato, un film de 2017, resulta atípico en este sentido, porque muestra un caso de asesinato y los esfuerzos del protagonista, el abogado Tomoaki Shigemori, para aproximarse a la verdad de lo ocurrido. La cinematografía de Koreeda suele mostrar los bordes y las corrientes turbias que esconde la sociedad japonesa. Mientras el spot turístico y la iconografía popular muestran el Japón de la pulcritud, el orden inquebrantable y el progreso inmaculado, la cinematografía de Koreeda con frecuencia destroza esas imágenes, y revela las vidas de los marginados y la injusticia subyacente a ciertos procesos de la sociedad nipona. Las películas de Koreeda se esfuerzan por presentar un Japón más real, más humano, siempre con una óptica calmada, no desprovista de ternura, para conducir al espectador, sutilmente, a conclusiones impactantes.

El Tercer Asesinato
El Tercer Asesinato
El Tercer Asesinato
El Tercer Asesinato
El Tercer Asesinato
El Tercer Asesinato

En El Tercer Asesinato, Koreeda logra magistralmente proyectar su visión a través de Shigemori. Vemos lo que Shigemori ve, y perseguimos la verdad como la persigue Shigemori. Contribuyen, para tal fin, las excelentes actuaciones de Masaharu Fukuyama como Shigemori y de Kōji Hashimoto como Misumi (el asesino), quienes logran transmitir las emociones de sus personajes. Ambos, actores populares con cierta carga de mitología. Los roles de Fukuyama en las películas de Koreeda destacan por su intensidad, y aunque Like Father, Like Son me gustó mucho más, creo que la actuación de Fukuyama en El Tercer Asesinato resulta superior.

Me gustan, en particular, las películas oscuras bien hechas. La temática oscura, velada, siniestra, verdades inescapables, me atraen (here’s looking at you, Mulholland Drive y Werckmeister harmóniák). Y El Tercer Asesinato es bastante oscura. ¿Cuál es la verdad? ¿Lo que relata Misumi es cierto? ¿Lo que cuenta Sakie es cierto? Una pregunta aún mejor: ¿las imágenes que muestra Koreeda corresponden con lo que realmente ocurrió? Se trata de una ficción, por supuesto, pero hay un juego narrativo interesante, una conjunción de relatos que convierten a Shigemori en un perseguidor. Y, todo esto, enmarcado en una crítica al sistema de justicia japonés: ¿en verdad la justicia constituye el objetivo real, o se trata sólo de rutinas acomodadas a la conveniencia de un juez, unos abogados, un proceso?

Obviamente, El Tercer Asesinato no es un film para todos los públicos. Pero aquellos que disfruten dramas con un trasfondo oscuro, encontrarán en este film una opción excelente. Además, la música lleva la firma del maestro Ludovico Einaudi, a quien ya hemos presentado aquí. Recomendado.

Where Breathing Starts

Changing Places Where Breathing Starts

Changing Places, by the norwegian Tord Gustavsen Trio, is undoubtedly one of my favorite music albums. My zest for Changing Places is an avowal of my predilection for this kind of smooth, jazzy and evocative scandinavian music. All the tracks of the album stand on their own, each with their peculiar traits, deprived of needless repetition of chord patterns. The word I’d pick to summarize this album is: calm, and it’s indeed a perfect invocation of peace and calm, a great soundtrack for quiet nights or a background for extended, heavily-focused work sessions.

Released in 2013, Changing Places was entirely composed by the genius Tord Gustavsen, who also played the piano and was accompanied by Harald Johnsen (bass) and Jarle Vestepad (drums). Personally, I like to highlight 3 tracks of the album: the first one, Deep As Love, which is a piece of love indeed, followed by Graceful Touch, soft like a tender caress, and finally the beautiful, complex, and wonderful masterpiece of the album: Where Breathing Starts. Even the names of those tracks match perfectly.

Following albums by Tord Gustavsen have also been great (e. .g, Being There, The Other Side, etc.), but I keep going back to Changing Places. It’s outstanding and consistent.

El Libro de La Imaginación

Hace poco me encontré con un librito entretenido, titulado El Libro de La Imaginación, una antología de más de 400 breves e ingeniosos textos compilados por Edmundo Valadés. La edición que adquirí fue publicada por el Fondo de Cultura Económica de México, y ha venido bien para continuar el rumbo de lecturas posteriores a 2666.

El Libro de La Imaginación
El Libro de La Imaginación

Sobre el autor, se lee lo siguiente en la contratapa del libro:

Edmundo Valadés (1915-1994) cuentista, periodista y editor, fundó en 1964 la revista El Cuento, que se convertiría en uno de los foros hispanoamericanos más importantes del cuento universal. Ejerció la crítica literaria en los periódicos El Día, Excélsior, unomásuno y Novedades, donde además desempeñó diversos cargos. Recibió la medalla Nezahualcóyotl, de la Sociedad General de Escritores de México; el Premio Nacional de Periodismo 1981, y el Premio Rosario Castellanos, del Club de Periodistas de México.

Epigramas, astucia, ironía, inteligencia y sobre todo mucha imaginación fluye por las selecciones de este libro. Incluye textos de autores muy reconocidos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Augusto Monterroso, Juan José Arreola, etc., pero también hay selecciones de otros autores, incluyendo al propio Edmundo Valadés. De todos los prodigios e historias que componen el libro mi favorito indiscutible es el relato La Sentencia del escritor chino Wu Cheng’en. Un libro recomendado, para pasar un buen rato y disfrutar, por supuesto, de la imaginación.

La Sentencia

Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo. El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo.

Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar y lo tuvo atareado el día entero, para que no matara al dragón, y hacia el atardecer le propuso que jugaran al ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido.

Un estruendo conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron:

-¡Cayó del cielo!

Wei Cheng, que había despertado, la miró con perplejidad y observó:

-Qué raro, yo soñé que mataba a un dragón así.

“La Sentencia” de  Wu Cheng’en (China, 1500 – 1582, o 1505 – 1580)

La Cinematografía de 2666

Recientemente completé la lectura de 2666, la novela póstuma del escritor chileno Roberto Bolaño. La novela exhibe una calidad y cualidad literaria superior, inherente a las grandes obras. ¿Por qué hablo de Cinematografía de 2666? La lectura es una actividad creativa. Cada párrafo construye en nuestra mente una serie de imágenes, personajes que interactúan y sienten, lugares reconstruidos al instante. Y en este sentido, la lectura de 2666 revela secuencias de imágenes en permanente movimiento. Nada se detiene nunca en los entremezclados caudales de los infinitos destinos que contiene la novela.

2666 de Roberto Bolaño
Mi edición de 2666.
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La Máquina y la Libertad del Nuevo Mundo

El tiempo, maestro de todos. La libertad del nuevo mundo, una utopía aún por realizar. Hay lecturas que definitivamente tienen su momento, ese espacio-tiempo idóneo en el cual se conjugan las experiencias y esperanzas suficientes para poder apreciar una lectura. Este año dediqué algunos días a una de las mejores novelas que he leído: El Siglo de las Luces, de Alejo Carpentier. Si este libro lo hubiese leído 10 o 20 años atrás no lo habría disfrutado tanto, no habría podido percibir completamente el aroma a Mar Caribe que se desprende de sus páginas. Le Temps, ce grand sculpteur diría Marguerite Yourcenar.

Las palabras no caen en el vacío
Así inicia El Siglo de las Luces.

El eco del Ana karina rote que todavía se filtra por las grietas de nuestra realidad latinoamericana. Los protagonistas de esta novela son tres hermanos: Sofía, Carlos y Esteban. ¿O es Víctor Hugues? ¿O son las proyecciones de la Revolución Francesa hacia América? ¿Acaso la masonería? O tal vez, excediéndonos un poco, la protagonista es la máquina. ¿Y la libertad del nuevo mundo?

La libertad del nuevo mundo y la máquina.
Con la Libertad, llegaba la primera guillotina al Nuevo Mundo.

El gran protagonista, en realidad, es el Caribe. Una novela excelente, de prosa impecable y personajes memorables. Un universo que a los caribeños nos resultará cercano y distante a la vez.

4 años de chocolates

Chocolates para Lucía arriba hoy a sus 4 años. Por allá en el ahora lejano miércoles 19 de mayo de 2010 publiqué la primera entrada: Agua besando la tierra. Me sonrío al releer, y sobre todo al redescubrir las justificaciones -casi olvidadas- de muchas de las cosas que digo allí. Muy pertinente: tras meses de sequía y un calor vaporoso, me gustaría escribir hoy, justo 4 años después, eso de “Por fin, la lluvia”. Pero a esta hora el cielo no se muestra cómplice de mis deseos.

Y por cierto, hoy cumple 40 años el cubo de Ernő Rubik. Desde Hungría con amor.

Fragmentos de un Evangelio Apócrifo

jorge-luis-borges


3. Desdichado el pobre en espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra.
4. Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto.
5. Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria.
6. No basta ser el último para ser alguna vez el primero.
7. Feliz el que no insiste en tener razón, porque nadie la tiene o todos la tienen.
8. Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a sí mismo.
9. Bienaventurados los mansos, porque no condescienden a la discordia.
10. Bienaventurados los que no tienen hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable.
11. Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha está en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio.
12. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios.
13. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano.
14. Nadie es la sal de la tierra; nadie, en algún momento de su vida, no lo es.
15. Que la luz de una lámpara se encienda, aunque ningún hombre la vea. Dios la verá.
16. No hay mandamiento que no pueda ser infringido, y también los que digo y los que los profetas dijeron.
17. El que matare por la causa de la justicia, o por la causa que él cree justa, no tiene culpa.
18. Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos.
19. No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz.
20. Si te ofendiere tu mano derecha, perdónala; eres tu cuerpo y eres tu alma y es arduo, o imposible, fijar la frontera que los divide.
24. No exageres el culto de la verdad; no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces.
25. No jures, porque todo juramento es un énfasis.
26. Resiste al mal, pero sin asombro y sin ira. A quien te hiriere en la mejilla derecha, puedes volverle la otra, siempre que no te mueva el temor.
27. Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón.
28. Hacer el bien a tu enemigo puede ser obra de justicia y no es arduo; amarlo, tarea de ángeles y no de hombres.
29. Hacer el bien a tu enemigo es el mejor modo de complacer tu vanidad.
30. No acumules oro en la tierra, porque el oro es padre del ocio, y éste, de la tristeza y del tedio.
31. Piensa que los otros son justos o lo serán, y si no es así, no es tuyo el error.
32. Dios es más generoso que los hombres y los medirá con otra medida.
33. Da lo santo a los perros, echa tus perlas a los puercos; lo que importa es dar.
34. Busca por el agrado de buscar, no por el de encontrar.
39. La puerta es la que elige, no el hombre.
40. No juzgues al árbol por sus frutos ni al hombre por sus obras; pueden ser peores o mejores.
41. Nada se edifica sobre la piedra, todo sobre la arena, pero nuestro deber es edificar como si fuera piedra la arena.
47. Feliz el pobre sin amargura o el rico sin soberbia.
48. Felices los valientes, los que aceptan con ánimo parejo la derrota o las palmas.
49. Felices los que guardan en la memoria palabras de Virgilio o de Cristo, porque éstas darán luz a sus días.
50. Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor.
51. Felices los felices.

“Fragmentos de un Evangelio Apócrifo” de Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899 – Ginebra, 1986).