Poema 5

Autor: Alejandro (Incluido en 3 pesos por cada verso, 2010)

Señora,

su ausencia es el dolor de todas las cosas.

Señora,

sus triunfos son la alegría de un alba coronada con pájaros, con sol y con sus mejillas sonrojadas.

Señora,

la noche de sus derrotas y frustraciones, es la más oscura de mis noches.

Señora,

mi nombre en sus labios y su cuerpo en la penumbra tibia de esta casa son brisa para mi piel

encarnación de mi Dios

ventanas abiertas

el cielo reclamando espacios.

Señora,

usted desnuda la pobreza de mi conjugación: yo desear, yo deseo, yo la deseo, yo a usted.

Señora,

la cercanía de su cuerpo es la más profunda de mis turbaciones

y sin embargo

no hay nada que anhele más en este mundo.

Señora,

quiero ser inquilino de sus sueños

modisto de su cintura

culpable de sus sonrisas

su flor y su polen

sus pasos y su alfombra

su mar y su navío.

Señora, yo la amo.

Bombón: El Perro

Bombón y Coco

De Carlos Sorín. 2004. Recientemente la vi por cuarta vez 😀 Es que me encanta esta película. Los paisajes inmensos de la Patagonia. El contraste entre esas soledades y la humanidad de los personajes. Los diálogos no abundan, pero la película habla muchísimo. Incluso el perro comunica demasiado.  La película esencialmente es un viaje: Bombón y su dueño (Coco) van encontrándose con diversos personajes, comparten con ellos algún fragmento de humanidad, y luego se despiden sin nostalgia. Uno de los mensajes de la película -y de hecho su punto de partida- es la desesperanza que este mundo ofrece a muchos desempleados de alguna edad. Coco, sin trabajo, y con 52 años, parece encontrarse sin espacios en su ambiente. Estar sin trabajo lo convierte en un forastero de su propia realidad. Entonces llega el perro y lo cambia todo.

Hay una escena que siempre me causa mucha risa: durante una celebración, golpean por la cabeza al gordo Walter -que estaba muy animado bailando-, y éste se voltea enojado, preguntando “¿Quién fue el pelotudo?” con ese típico acento rioplatense. Lo dicho, me encanta 😀 Casualmente, mi hermana me recomendó hoy otra película de Carlos Sorín, “El Camino de San Diego”. Va para el backlog.

Querido Barcelona

Así te quiero. Más. Ver jugar. Todavía hay mucho espacio para mejorar, y sin embargo, creo que estás aproximándote a lo que yo considero un nivel de juego suficiente para ganar la liga española. Aprovecho para confesar que en el juego previo de liga, en La Romareda, me aburrí a ratos. Es cierto, no es fácil jugar cuando un equipo trae el autobús y lo estaciona debajo del arco. Pero se trata del glorioso Barça, el equipo que hace del fútbol un arte altísimo, el mejor equipo del mundo. Debemos, por tanto, exigirte. Mucho. Más. Porque das más. Siempre. En el juego contra el Zaragoza te viste plano, previsible, quizás fastidiado -sin intención de ofender a nadie-. Apareció de nuevo el fantasma de no cerrar los partidos, fantasma que arrebató dos valiosos puntos en aquel partido contra el Mallorca. Este fantasma, en buena hora, comienza a recibir su exorcismo. Por cierto, en ese juego contra el Zaragoza me gustó el experimento con Dani Alves más adelantado. De todas formas, Dani Alves es un polifacético. Al igual que Maxwell. Me parece que incluso de porteros o delanteros rendirían.

Nunca he dudado de Villa. Se trata de un delantero élite, un depredador del área. El goleador histórico de la actual campeona del mundo. Era cuestión de paciencia. No es fácil acoplarse a un equipo como el Barcelona. Algunos se marchan sin lograrlo. Pero Villa tiene la capacidad necesaria para integrarse donde sea. Los superdotados como Villa saben leer los partidos y sus esquemas, y moverse dentro de aguas turbulentas en las cuales los mediocres se ahogarían sin remedio. El cambio es el ingrediente de la sorpresa. Los ajustes. Veamos por ejemplo a Messi, que ha pasado de insinuarse por la derecha en dirección hacia el centro del área (jugada clásica de él) para ir adoptando cada vez más características propias de un centrodelantero. Así que de ninguno dudo. Ni siquiera de Bojan, a pesar de que me exasperó el gol que desperdició a mitad de semana, en el juego contra el Ceuta; era más fácil meterla que botarla. Pero no dudo de Bojan. Son cuestiones de mala racha y nada más.

Por otro lado, cada vez que juega Xavi Hernández las cosas marchan a la perfección. El juego se torna más fluido, y los atacantes del Barcelona parecen arietes en asedio permanente. Es decisivo Xavi. Aquí y en la selección de España. Un crack.

Lo dijo el propio Manzano. El Barcelona juega a otra cosa. Todos creen que juegan a lo mismo que juega el Barça. Pero no. El Barça juega a otra cosa. Juega al fútbol. De verdad.

A Central Abstraction: The Process

Abstractions

I do strongly believe in abstraction being the root of computing (however, you may want to read Is abstraction the key to computing? as a motivation for a different perspective on the role of abstraction in computing). Modern hardware and software systems include a lot of features and perform so many tasks that it is impossible to understand, build and use them without recurring to abstractions. For instance, let’s take a look at the CPU: it is the central part of a general purpose computing system, and is also an extremely complex system in itself. Functionally, a CPU is an instruction-crunching device: it processes one instruction after another, following the steps of fetch, decode, execute and writeback (in von Neumann architectures). In other words, the CPU retrieves the instruction from memory, decodes it, executes it, and put the results of the operation back into memory. Further, the CPU has no clue (and actually does not care) about the higher-level semantics of the instruction it may be executing at a specific time. For example, the CPU may be executing an instruction related to a spell-checking task, and a few instructions later it may be executing an instruction related to other task, say, MP3 playing. It only follows orders, and just execute the instruction it is told to execute.

Nowadays, computing systems are expected to do more tasks on behalf of its users. Several tasks must be performed concurrently. As in the previous example, the system might be running the spell-checker and the media player simultaneously. In multiprogrammed systems we can achieve pseudoparallelism by switching (multiplexing) the CPU among all the user’s activities (true parallelism is only possible in multi-processor or multi-core systems). Remember that multiprogramming requires the CPU being allocated to each system’s task for a period of time and deallocated when some condition is met.
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Yesterday, Today and Tomorrow

Now, as you well know, it is not seldom the case in this conventional world of ours -watery or otherwise; that when a person placed in command over his fellow-men finds one of them to be very significantly his superior in general pride of manhood, straightway against that man he conceives an unconquerable dislike and bitterness; and if he have a chance he will pull down and pulverize that subaltern’s tower, and make a little heap of dust of it.

Herman Melville (Moby Dick, Chapter LIV, The Town-Ho’s Story)

Albert Herring

Albert Herring (Acto III)

Ayer vi el estreno de Albert Herring en Film & Arts. Mi apreciación resulta positiva; destaco el balance entre la comicidad y los temas más oscuros, principalmente el torbellino alrededor de Albert. Mis únicos y casi imperceptibles “pataleos” están relacionados con mis expectativas no cumplidas de mayor comedia… el guión en sí es muy divertido, pero por alguna razón se perdía parte de la “gracia” durante la puesta en escena. Tal vez son exageraciones mías.

Albert Herring es una ópera cómica de Benjamin Britten, con libreto de Eric Crozier (basado en la novela “Le Rosier de Madame Husson” de Guy de Maupassant). 3 actos; el contexto ha sido trasladado de Francia a Inglaterra. Con una escenificación muy moderna, y unas actuaciones soberbias (sobre todo la de Allan Clayton como Albert), ésta es una ópera muy recomendable.

Los Leones Fulvos

El inicio de todo

Uno de los proyectos en los que actualmente participo está orientado a la pedagogía escolar, combinando tecnologías de la información y la narrativa de historias. Concretamente, me ha correspondido trabajar con un cuento clásico de Oscar Wilde, “El Príncipe Feliz”, e implementar una serie de actividades educativas en torno a esta historia. El cuento es muy conmovedor, puedo apreciarlo ahora; pero cuando lo leí por primera vez, en mis años infantiles, el cuento me pareció insoportable por tristísimo. Hoy, “El Príncipe Feliz” me parece una obra maestra… ¿ventajas de la inocencia perdida?

La traducción con la que me guío está firmada por Ricardo Baeza… y ya, sin más datos. El libro no contiene ninguna información sobre Ricardo Baeza, y mucho menos indica el año en que completó su loable traducción. Raramente me intereso en la ficha de los traductores, y el nombre Ricardo Baeza seguramente habría sido devorado por mi olvido si no hubiese sentido la tenaza de un capricho que relataré ahora mismo. En la versión original de “The Happy Prince” -en una de las tantas referencias a Egipto por parte de la golondrina- hay una parte que textualmente va así:

At noon the yellow lions come down to the water’s edge to drink. They have eyes like green beryls, and their roar is louder than the roar of the cataract.

El Sr. Ricardo Baeza lo tradujo como sigue:

A mediodía, los leones fulvos bajan a beber a la orilla del río. Tienen los ojos como berilos verdes y sus rugidos son más sonoros que los rugidos de la catarata.

Qué palabra más rara. Fulvo. Los leones fulvos. ¿Qué tanto debe modificar este adjetivo mi recreación mental de los félidos? Mis diccionarios Larousse para consulta rápida no sabían nada. El DRAE me miró con compasión, respondiendo a mi pregunta con silencio. Mis enciclopedias favoritas no registraban esa palabra. Sin embargo, una enciclopedia que no tocaba desde mis años de liceo, arrojó las primeras luces:

fulvípedo: Zool. Aplícase al animal que tiene las patas de color rojo.

fulvirrostro: Zool. Aplícase al animal que tiene el pico o rostro de color pardo o rojo.

Ah, qué fiel has sido siempre, Quillet[ref]Diccionario Enciclopédico Quillet, Editorial Argentina Arístides Quillet S. A., Buenos Aires, 1973.[/ref]. El primer impulso conduce a equiparar fulvo con rojo, pero entonces la traducción es aberrante, porque jamás yellow lions = leones rojos. ¡Pero toda la traducción del cuento es impecable! Me negaba a ver la traducción de “fulvo” como un desafortunado outlier. El instinto me condujo al viejo diccionario de latín de mi madre[ref]Diccionario Ilustrado Latino-Español y Español-Latino de Vicente Blanco García, Madrid, 1962.[/ref], y allí me encontré con esto:

fulvus: rojo, color rosa, rojizo || amarillo dorado || verde obscuro.

Ahora sí estaba perdido. Rojo, amarillo o verde. ¿Una sola palabra para tres colores? Para este caso particular, aceptaré “amarillo dorado”, y asunto resuelto. Leones amarillo dorado. La vida sigue. No obstante, algunos días después, me encontré con otra traducción que ponía “leones rojizos”. La curiosidad me hizo buscar “fulvo” en Google, y aparecieron imágenes y referencias a animales:

Las tórtolas diamantes pueden demostrar varias coloraciones diferentes. Las primeras tenían todas el plumaje plateado, pero ahora ya se ve versiones de color crema, fulvo, marrón rojo y azules.

La coloração, al largo del tronco, es azul-acero (color entre el negro y lo plata) y fulvo (castanho intenso y brillante) en el rostro, patas y pecho.

Rubicán: Se aplica al caballo de pelo mezclado de blanco y rojo. Equus albo et fulvo coloribus mixtus.

¿Rojizo entonces? Se me ocurrió preguntarle a una persona que sabe mucho de varios temas, y si no sabe lo averigua. En un correo al Dr. Osvaldo Butorovich le comuniqué mis dudas sobre esta palabra, y le pregunté si se la había encontrado en su experiencia como veterinario. El Dr. Butorovich, además de sabio, es gentil. A los pocos días recibí una respuesta: su investigación lo condujo hasta el italiano, y averiguó que “fulvo” designa el pelaje de los animales, remitiendo específicamente al color del león, con distintos matices. Además, agrega (copio textualmente): “Así, en los caballos podría hablarse de alazán, en los pájaros pardo o castaño, y en los perros, en diversas razas, como el Cane Corso o el Gran Danés, por dar dos ejemplos, se habla, justamente, de color leonado.”. Mayor claridad imposible; duda resuelta. Un diccionario italiano me dice, sobre fulvo: “biondo rosseggiante, come il pelo del leone”. Fulvo designa, específicamente, al color del león en sus diversos matices. Hay ejemplos bastante concretos de este significado, como sucede con el gyps fulvus o buitre leonado. Mi gratitud para el Dr. Butorovich.

De modo que fulvo le evita al traductor la incomodidad de escribir “leones leonados”. Y sin embargo, aún no deja de parecerme curiosa su elección de fulvo. ¿Por qué no traducir “yellow” directamente como “amarillo”? De hecho, la mayoría de las traducciones que he visto de este cuento de Wilde usan “amarillo”. “yellow” proviene del inglés arcaico “geolu”, relacionado a su vez con la palabra latina “helvus”. Pero en todos los diccionarios latinos que consulté, “helvus” remite inequívocamente al color amarillo, a un tono amarillento. ¿Consideró Baeza que “amarillo” no refleja el color del león, el cual corresponde realmente a un tono más pardo, más rojizo? Quizás por eso su elección. Fulvo. Quién sabe. Ricardo Baeza fue escritor, editor, embajador y traductor. Vertió al español casi toda la obra de Oscar Wilde, incluyendo sus obras de teatro “Una mujer sin importancia”, “Un marido ideal”, “El abanico de Lady Windermere” y “La importancia de llamarse Ernesto”[ref]”De las vanguardias a la Guerra Civil”, por Miguel Gallego Roca en “Historia de la traducción en España”, Editores: Francisco Lafarga y Luis Pegenaute, Editorial Ambos Mundos, Salamanca, 2004.[/ref]. Por casualidad también he encontrado que Baeza formó parte del jurado que declaró a Doña Bárbara (del ilustre venezolano Rómulo Gallegos, incluso presidente durante unos meses en el terrible 1948) la mejor novela de Septiembre de 1929 en España, lo cual constituyó el punto de partida para la difusión internacional de esta obra clásica de la literatura venezolana. Aquí hay un buen perfil, con retrato incluido, de Ricardo Baeza.

Creo que ya está. Me doy por satisfecho.

Azul, Azul

Una de tantas playas de mi tierra

Hace unos días le comentaba a mi mamá sobre el Repertorio Poético Hispanoamericano, una genial iniciativa de Alejandro Morales-Loaiza, y además, un proyecto imperdible y de visita totalmente recomendable.  Algunas semanas atrás, había sugerido yo la inclusión de un poema de Bécquer que me ha gustado desde niño, la “Rima LXI”. Mi mamá me pidió que consultara con Alejandro la posibilidad de que se incluyera en el repertorio un poema que ella estima mucho, del cumanés Cruz Salmerón Acosta.  Se trata de “Azul”, una preciosura de poema; dos cuartetos y dos tercetos, con versos endecasílabos: un soneto.  Además, Alejandro lo ha grabado, y el resultado final es impecable, solemne, emotivo.

Leerlo y escucharlo aquí: Azul.