Más sobre Milonga para una niña

En la entrada Milonga para una niña la señorita Jessica (una mujer que es compendio de inteligencia y buen gusto), escribió un comentario que me ha agradado, y que también me ha parecido digno de metamorfosear en una entrada, para preservarlo, para aumentar la probabilidad de que lo lean. Dice:

Milonga para una niña va más allá de un hermoso tema. Es una de esas historias que inundan a los adentros de quien las lee. Una mezcla de ternura y realidad. Un sentimiento palpable, una canción que se abraza. En casa tengo un libro que se llama La memoria profunda – son textos y reportajes por Raúl Lamarque, Saúl Ibargoyen y Jorge Miglionico – y en el, Zitarrosa dice lo siguiente sobre esta canción:

“Es una milonga que yo hice pensando en dos o tres mujeres, no porque hayan sido mujeres mías sino porque se presentaban como dos o tres imágenes arquetípicas del amor.
¿Cómo se integran esos arquetipos?
Pues cuando surge algún tema de carácter amoroso, amatorio, erótico, siempre debe buscarse más de una mujer. Es una flor para adentro. Con varias se cristaliza una o de una se desprenden varias… Puede ser todo eso… El amor es un ojo que te mira, y te ama, pero cuando le empiezan a pasar unas luces y ese ojo comienza a pensar, también empieza el miedo… amor de duro diente, hasta el hueso.

En función de tanto y tanto amor… según el tiempo, se va completando la concepción del amor; luego de haber amado tantas y tantas cosas, desde un libro hasta un perro, desde una mujer hasta un niño, desde un amigo hasta un enemigo incluso —aunque aquí no sea amor sino afección—. Y todo eso vuelve más complejo el asunto del amor. ¿Qué es? La donación de si mismo que entraña el acto de amar, así se trate de una pequeña parte de tu ser, la solidaridad, el auxilio económico, la pasión como pasión sexual… Claro que hay en el amor una capacidad de fuga, de ser fluyente hacia el futuro, y el goce está en seguirlo hacia donde vaya, con el riesgo de que en ese fluir sea el propio amor el que se nos quede por el camino…”

Un genio, verdad?
Cuando leí este post me dio ganas de compartir el fragmento. Espero que te guste.
Saludos desde el sur.

Sí, es un genio. Y sí, me gustó mucho. Gracias. Caramba, se queda uno felizmente sin palabras ante tanta elocuencia, ante el intimismo de la composición. ¡Cómo habla el poeta, diciéndolo todo! Y leyéndolo, uno descubre los propios sentimientos y puede atreverse a darles un nombre, a quizás aventurar una explicación. Magistral. Gracias, Jessica. Saludos desde el norte del sur.

Milonga para una niña

Hoy estaba escuchando al gran Alfredo Zitarrosa. Milonga de ojos dorados fue uno de los discos que escuché. Este disco, editado en México en 1979, incluye uno de mis temas favoritos, Milonga para una niña. Por cierto, nació Zitarrosa en Montevideo, un 10 de Marzo de 1936, por lo que hace 10 días se cumplieron 75 años de su nacimiento. La letra de Milonga para una niña, con unas notas muy interesantes, puede encontrarse en la excelente página Cancioneros, aquí. Hermosísimo tema.

Diez décimas de saludo al público argentino

Ése es el título correcto del tema de Alfredo Zitarrosa. Siempre me había topado con la forma “Diez décimas de saludo al pueblo argentino”, hasta que hoy recibí un correo muy gentil y explicativo de parte del Dr. Osvaldo Butorovich, una persona notablemente provista de amabilidad y de conocimientos sobre el gran Zitarrosa y su obra.

Zitarrosa en 1972

Antes de proseguir quiero recordar mi fijación por ciertos temas, preguntas, curiosidades. Voy recolectándolas a lo largo del camino, esperando encontrar en algún otro recodo las explicaciones pertinentes, las ansiadas respuestas, la revelación de los misterios. En un post previo, comenté sobre la inquietud que me surgió al encontrarme con la fotografía de una costurera. Con el tema de Don Alfredo tenía yo cierta inquietud que por fin hoy fue resuelta; un nudo desatado. Al inicio de las “Diez décimas de saludo al público argentino”, el maestro uruguayo canta:

Allá en mi pago hay un pueblo que se llama No-me-olvides; quien lo conozca que cuide su recuerdo como gema…

Y en mi ignorancia pensaba en un pueblo uruguayo llamado No-me-olvides, medio perdido en quién sabe cuál dirección de la tierra oriental, habitado por gente olvidada. Había discutido intensamente sobre este asunto con algunos amigos uruguayos. Ellos, al desconocer algún pueblo llamado así, sugerían que probablemente se trataba de una metáfora del maestro… pero realmente no estaban muy seguros, porque Uruguay, aunque pequeño en extensión territorial, es riquísimo en nombres, en leyendas, en cosas por descubrir (y en corazón).

Entonces decidí preguntarle a un experto. La consulta al Dr. Butorovich me permitió descubrir varias cosas. En primer lugar, “No-me-olvides”, efectivamente, es una de las tantas metáforas brillantes del maestro, refiriéndose en este caso a todos esos pueblos dispersos en las tierras del sur. Después, aprendí que el título correcto de la canción lleva “público” en vez de “pueblo”, por una cuestión de humildad de Don Alfredo. La canción fue estrenada en Buenos Aires, en enero de 1974, y algunos versos no satisfacían al maestro, siempre muy autocrítico. Éstos son detalles muy interesantes que nos aproximan con mayor claridad a la dimensión humana de un genio como Alfredo Zitarrosa.

Personalmente, “Diez décimas de saludo al público argentino” es uno de mis temas favoritos. La riqueza lírica y musical de esta canción es sublime. Yo creo que la música, en sus formas magistrales (como esta canción), constituye un componente obligado para una felicidad plena. El mundo es un lugar maravilloso, y en los caminos siempre se encuentra alguna persona dispuesta a ayudar y a contribuir con sus conocimientos. Muchas gracias al Dr. Butorovich, y muchas gracias a todos aquellos con los que discutí sobre esta cuestión. Aprender es uno de mis deleites.

Para apreciarla en todo su esplendor, para sentir su roce, para dibujar en la imaginación todas las verdades que Zitarrosa canta, las décimas deben ser escuchadas en paz, con atención. Aquí está la letra, excelente de principio a fin.