Cosmogony

Cosmogony es uno de los anticipos del nuevo álbum de Björk, Biophilia, a publicarse dentro de dos meses. La canción, sin tener que decirlo, me resulta una delicia. Ciertamente, la voz única de Björk contribuye a la admiración. Pero lo que más me interesa es la letra, que reproduzco aquí:

Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me, make me wonder
And they say back then our universe was an empty sea
Until a silver fox and her cunning mate
began to sing a song that became the world we know

Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me make me wonder
They say back then our universe was a coal black egg
Until the god inside burst out and from its shattered shell
He made what became the world we know

Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me make me wonder
And they say back then our universe was an endless land
Until our ancestors woke up and before they went back to sleep
They carved it all into the world we know

Heaven, heaven’s bodies
World around me make me wonder
And they say back then our universe wasn’t even there
Until a sudden bang and then there was light, was sound, was matter
And it all became the world we know

Heaven, heaven’s bodies
Whirl around me
dance eternal

Pensaba en esta canción cuando decidí publicar el fragmento de The Dry Salvages de T. S. Eliot. Hay una temática común subyacente en ambos textos: hombre y universo. El misterio de la vida, las preguntas sobre lo que somos y lo que nos rodea, el Gran Colisionador de Hadrones, las fronteras del universo (¿tiene fronteras o es algo infinito inabordable por nuestro raciocinio?), el minúsculo grano de arena que somos en comparación con planetas, estrellas, sistemas, galaxias, y lo inmensamente desconocido. El flujo universal de la energía, la tendencia ¿irreversible? a la entropía, las preguntas que a veces asoman en los resquicios de la mente.

The Dry Salvages: I do not know much about gods…

I do not know much about gods; but I think that the river
Is a strong brown god—sullen, untamed and intractable,
Patient to some degree, at first recognised as a frontier;
Useful, untrustworthy, as a conveyor of commerce;
Then only a problem confronting the builder of bridges.
The problem once solved, the brown god is almost forgotten
By the dwellers in cities—ever, however, implacable.
Keeping his seasons and rages, destroyer, reminder
Of what men choose to forget. Unhonoured, unpropitiated
By worshippers of the machine, but waiting, watching and waiting.
His rhythm was present in the nursery bedroom,
In the rank ailanthus of the April dooryard,
In the smell of grapes on the autumn table,
And the evening circle in the winter gaslight.

The river is within us, the sea is all about us;
The sea is the land’s edge also, the granite
Into which it reaches, the beaches where it tosses
Its hints of earlier and other creation:
The starfish, the horseshoe crab, the whale’s backbone;
The pools where it offers to our curiosity
The more delicate algae and the sea anemone.
It tosses up our losses, the torn seine,
The shattered lobsterpot, the broken oar
And the gear of foreign dead men. The sea has many voices,
Many gods and many voices.
The salt is on the briar rose,
The fog is in the fir trees.
The sea howl
And the sea yelp, are different voices
Often together heard: the whine in the rigging,
The menace and caress of wave that breaks on water,
The distant rote in the granite teeth,
And the wailing warning from the approaching headland
Are all sea voices, and the heaving groaner
Rounded homewards, and the seagull:
And under the oppression of the silent fog
The tolling bell
Measures time not our time, rung by the unhurried
Ground swell, a time
Older than the time of chronometers, older
Than time counted by anxious worried women
Lying awake, calculating the future,
Trying to unweave, unwind, unravel
And piece together the past and the future,
Between midnight and dawn, when the past is all deception,
The future futureless, before the morning watch
When time stops and time is never ending;
And the ground swell, that is and was from the beginning,
Clangs
The bell.

T. S. Eliot (from The Dry Salvages)

Celeste como el cielo

Uruguay, el Gran Campeón de América

Algunos creen que para un equipo de fútbol bastan uno o dos superdotados, encomendando el juego a ocasionales momentos de lucidez de tales genios solitarios. Otros, acaso los más extraviados, creen en el monoteísmo del fútbol, la inflexibilidad del juego, la dictadura del esquema único: que todos deben jugar como el Barcelona actual, o como el Brasil del 70, o como la Holanda del 74, o como el que se les antoje. El fútbol, como juego, admite infinidad de aproximaciones, y para disfrutar del fútbol hay que apreciar las aristas, los detalles de las jugadas, las intenciones, los descuidos. Es un deporte riquísimo, y los caminos para la victoria son muchos. El camino de Uruguay florece en orden táctico, en no dar una pelota por perdida, en marcaje fuerte, en proyección de los laterales, en presión de los atacantes (inmensos Forlán y Suárez en esta labor durante todo el torneo), y sobre todo, en la fe en el grupo. Creo que es el mayor éxito del maestro Tabárez: la formación y consolidación del grupo. Y además, lo renueva. Todavía me acuerdo del error de Coates con el Bolso en la Libertadores hace dos años: error de jovencito inexperimentado. Pero hoy mantuvo el nivel de toda la Copa: parecía un general de mil batallas. ¡Y mira que Uruguay no pudo contar con el aporte de grandes como Fucile, Cavani y Godín! Uruguay tiene un proyecto, fue fiel a ese proyecto, y está recolectando los frutos de la perseverancia.

Algunos se maravillan por “el regreso de Uruguay”. ¡Pero si Uruguay nunca se ha ido! La Copa América pasada, en Venezuela, pudieron haberla ganado: muy poco les faltó para llegar a la final. ¿Y el equipo uruguayo del pasado mundial sub-20? En venezolano, ese equipo sub-20 era un trabuco. Uruguay siempre está, es eterno. Sólo que a veces las cosas no se dan, pero siempre están. Y bajo la égida de Tabárez, los jugadores celestes de esta generación saben llevar el peso de una camiseta que es historia pura del fútbol. ¿A usted le gusta el fútbol? Entonces, sin duda, ama a Uruguay.

Esa garra charrúa que en mi mente representa como nadie Varela, el Negro Jefe, late en estos campeones de hoy. En mi país somos duros: el futuro lo dirá. Sí, maestro. Uruguay, el mejor.

Talk dirty to me

I

Dice Miguel Hernández: El hambre es el primero de los conocimientos: tener hambre es la cosa primera que se aprende. Conocimiento que nos acompaña toda la vida, el hambre del cuerpo no puede ocultarse. El mundo tiene hambre. Se llenan los estómagos, pero no se alimenta el cuerpo. El hombre actual, prisionero de múltiples compromisos, comensal entre la prisa, lo temporal y las bocinas del tráfico allá afuera, depende de alimentación rápida, a la vuelta de la esquina, alta en calorías, baja en nutrientes efectivos. Lentamente, feliz entre cajas felices, rodeado de sonrisas, combos y promociones, va desnutriéndose. Come y No Come. Y sin embargo, peor para el hombre que, literalmente a secas, No Come. Hace 3 días la ONU declaró estado de hambruna en unas regiones al sur de Somalia. La peor crisis humanitaria del mundo, dicen. Que las familias se desplazan hacia la capital en procura de alimento y abandonan por el camino a los hijos con menos posibilidades de sobrevivir, dicen para que se cumpla lo que Darwin dijo. Que la situación se agravará en los próximos meses, dicen. Que la sequía es la culpable, dicen. Y ésa es la gran mentira. El culpable es un claroscuro bípedo que se hace llamar única forma de vida inteligente en el planeta Tierra, capaz de hermosas obras de luz, pero también capaz de las mayores abominaciones y estupideces: noticias como ésta lo ejemplifican.

II

De Somalia nos llegan, desde hace tiempo, noticias negativas. Cierta organización de inteligencia que gusta de aparecer en películas de serie B y en golpes de estado parece haber encontrado un fértil campo de acción en Somalia. Otra clase de piratas, los autóctonos, aterrorizan al mundo y particularmente al transporte marítimo internacional. Y desde hace años se ha advertido sobre las adversas condiciones de la agricultura africana, anticipando y explicando las hambrunas, sin que muchos se hayan preocupado por eso. ¿Por qué esta barbarie, esta desidia? Volvamos a Miguel Hernández:

Por hambre vuelve el hombre sobre los laberintos
donde la vida habita siniestramente sola.
Reaparece la fiera, recobra sus instintos,
sus patas erizadas, sus rencores, su cola.

Arroja sus estudios y la sabiduría,
y se quita la máscara, la piel de la cultura,
los ojos de la ciencia, la corteza tardía
de los conocimientos que descubre y procura.

Entonces solo sabe del mal, del exterminio.
Inventa gases, lanza motivos destructores,
regresa a la pezuña, retrocede al dominio
del colmillo, y avanza sobre los comedores.

¡Grande Miguel, infinito!

III

Me contó mi hermana que en la televisión entrevistaban a un niño deportista. Ante la pregunta “¿Cuál es tu comida favorita?”, el chiquilín respondió: “Bueno, a mí me gustan el fresco y las chucherías”[ref]En Venezuela, fresco = refresco, chucherías = golosinas.[/ref]. No lo vi, pero me causa gracia la respuesta del chiquilín. Espero que también pueda comer otras cosas, para que esté bien nutrido y disfrute su deporte favorito.

IV

Un hombre es todos los hombres, y sus acciones reproducen o prefiguran las de otros. La barbarie en África pudo haber nacido en mí, o en usted. El Gran Colisionador de Hadrones es un triunfo mío, suyo, de todos. El hambre de un pueblo africano es el hambre de cualquier pueblo latinoamericano. La solución inicia por comprender que todos somos reflejo y extensión de otros hombres y mujeres.

V

Hablando de soluciones: a la ONU le gusta equiparar solución con dinero. La ONU sabe como nadie que Poderoso caballero es Don Dinero. En el caso de la hambruna somalí, 300 millones de dólares para empezar. No defiendo al idealismo romántico ni comunista: el dinero es necesario, siempre es parte de la solución. El detalle está en comprender que el dinero es sólo un soplo de aire sobre la herida abierta: calma el ardor unos segundos, pero no cierra la herida. Se requiere mucho más que dinero.

VI

Más que dinero, se requiere integración, y creo que las tecnologías de la información tendrían un rol importantísimo en dicha integración. África está muy aislada, porque así lo anhelan y lo favorecen las potencias que aún hoy continúan saqueándola. Ingenuo quien cree que el colonialismo es una realidad proscrita.

VII

Un ejemplo. Usted y yo podemos estar en desacuerdo con Gaddafi. Habrá gente para quien sea un héroe y habrá gente que lo verá como un monstruo. Pero la pregunta principal es: ¿qué culpa tienen los civiles que mueren por los bombardeos de la OTAN? Otra vez, cuestión de definiciones: a la OTAN le gusta equiparar solución con violencia. Por cierto, un político francés se vanagloriaba recientemente de ver la bandera gala enarbolada en tierras libias. Repito: ingenuo quien cree que el colonialismo es una realidad proscrita.

VIII

Sobre un organismo internacional más cercano: los republicanos quieren recortar el aporte financiero de Estados Unidos a la OEA. La crisis económica está obligando a los Estados Unidos a recortar gastos, y algunos ven con beneplácito ahorrarse esos dólares que van a alimentar a un organismo que no favorece automáticamente todo lo que a Estados Unidos se le antoje. Dicen que la OEA favorece a Chávez y a los mini-Chávez, y éstos dicen que la OEA favorece “al Imperio”. Yo no sé a quién favorece la OEA, si es que favorece a alguien. Lo que se me viene a la mente es un símil cruel, acaso injusto: una puta cara que pagan entre varios y el que más pagó reclama el derecho a disfrutar más tiempo los favores de la contratada. El sabio supremo zanjaría este asunto diciendo: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

IX

El Wall Street Journal se pregunta: ¿Qué hace que un par de jeans cueste US$300? La respuesta es vergonzosamente obvia: el mercado. Ese mismo mercado que algunos idolatran sin saber bien de qué se trata, sin conocer las reglas del juego. Ese mismo mercado hará que los jeans a 300 dólares mantengan su condición de outliers. La clave está en el final del artículo: “Lubell calcula que sus jeans que cuestan US$300 podrían venderse a US$40 si fueran fabricados en China.”

X

Dice Miguel Hernández lo que quiero decir: El mundo es como aparece / ante mis cinco sentidos, / y ante los tuyos que son / las orillas de los míos.

Con las vacaciones escolares

Candace, ¿por qué gritar tanto? Jaja

El año pasado, por estas fechas, yo anhelaba nuevos episodios de Phineas y Ferb (serie que me encanta). Ayer 22 de Julio de 2011 emitieron un capítulo de estreno, con la promesa de nuevos episodios en los días venideros. Ah, con las vacaciones escolares Disney Channel nos complace.

Suerte Cruel

El hambre.
Las referencias colgantes.
La ilusión del tiempo y los aviones.
La ingratitud.
El fuego en la biblioteca.
Los padres sin hijos y los hijos sin padre.
La fantasmagoría de los ídolos.
El chocolate olvidado.
Los honorarios sin honor.
El amor de una rubia hermosa pero vacía.
La sabiduría sin ecos.
El egoísmo adolescente.
La vanidad de las imágenes.
El interés bancario.
La casa sin música.
El disparo que supera o no supera la barrera.
Ella cuando no es ella.
Las corporaciones religiosas.
La religión de las corporaciones.
Los penales en el fútbol.
Los penales.
Los benditos penales.

The Hobgoblin

Without a doubt, performance is a cornerstone of a great user experience. Like security, it is the most misunderstood and oft-used scapegoat of the software developer. It’s not uncommon to hear developers reject ideas with a flippant, “We can’t do that, it will negatively impact performance.” Rarely quantified and frequently cited, performance is the hobgoblin of software development. How do we quantify performance? Latency is a form of performance. Execution, the time an operation takes to perform, is another.

Andre Charland and Brian Leroux (Mobile Application Development: Web vs. Native, Communications of the ACM, May 2011)


Note: They are discussing about mobile applications. On such context, latency is related to the time required by an application to start executing (which involves download rates and code initialization). Execution, in turn, comprises interpretation of code. Any downside in execution, they argue, is paid off by the ease of writing and mantaining a high-level, interpreted code. And indeed, “we can’t do that, it will negatively impact performance”. Right now I’m floating on the delusion of smooth particle effects and video rendering.