Desde la vorágine

  • Alejandro en “modo unplugged” durante varios días. Lejos de la cibernética y sus adláteres, un descanso.
  • Éste es un año electoral en Venezuela. La vorágine.
  • La vorágine se aprecia mejor en “modo unplugged”. La mente está relajada, las señales se perciben con mayor nitidez.
  • En la vorágine, los políticos. Nunca en el centro de la vorágine, siempre a salvo.
  • Todo político serio (?) debe proclamar que él ha refundado, está refundando o refundará la patria.
  • El verbo “refundar” es de novísima acepción en el DRAE.
  • Para las masas, los verbos más efectivos son los emocionales, no los intelectuales.
  • Verbo intelectual = pensar. No recomendado para el discurso político.
  • Verbo emocional = dar. Modo de empleo: “Yo les voy a dar…”. Altamente recomendado. Imprescindible.
  • Con el verbo “dar” debe sentirse que la acción recae sobre el “Yo”. Énfasis en “Yo”.
  • El líder es el Yo, El Mesías, Fulano El Grande, La Autoestima de Moda, la solución definitiva a tu problema con Edipo y todo lo edible.
  • Debe acompañarse el “Yo” con una sonrisa.
  • Si es una sonrisa impostada, mejor. Parecerá más natural.
  • Todo político serio (!) promete que a diferencia de los anteriores él/ella no prometerá nada.
  • Acompáñese “de los anteriores” con una mueca despectiva.
  • La propaganda política como un códice. Y cuando ha visto una, las ha visto todas.
  • Se entiende, se justifica, se promueve, se defiende a ultranza esta falta de originalidad en la política. El mensaje para las masas debe ser una repetición, algo viejo, algo muy conocido, un mensaje que garantice la asimilación inmediata por parte de la masa expectante.
  • Esta mañana me tocó moler maíz, para la masa de las arepas.
  • Admitamos un elemento nuevo. La promesa de curar el hambre y las noches sin techo ya no basta: hay que garantizar los suministros que contribuyan a verse bien (implantes, narices de repuesto, etcétera), algo muy importante en una sociedad que rinde culto al cuerpo mediático, distorsionado.
  • Uno de los finales de Rayuela, acaso el más conocido de sus finales, predecible final para la vorágine venezolana: “Era así, la armonía duraba increíblemente, no había palabras para contestar a la bondad de esos dos ahí abajo, mirándolo y hablándole desde la rayuela, porque Talita estaba parada sin darse cuenta en la casilla tres, y Traveler tenía un pie metido en la seis, de manera que lo único que él podía hacer era mover un poco la mano derecha en un saludo tímido y quedarse mirando a la Maga, a Manú, diciéndose que al fin y al cabo algún encuentro había, aunque no pudiera durar más que ese instante terriblemente dulce en el que lo mejor sin lugar a dudas hubiera sido inclinarse apenas hacia fuera y dejarse ir, paf se acabó.”

One thought on “Desde la vorágine”

  1. Ante todo, muchísimas gracias por tu visita, Alejandro.

    Esta última entrada tuya me ha parecido sensacional, divertida y con mucho fondo. Según iba eyéndola, pensaba que muchas de las cosas que escribes para Venezuela se pueden aplicar a la política en España y en otros muchos países… Me ha encantado la mención y cita de ‘Rayuela’. Genial. Lo mismo que escribí un ‘Chesterton según Borges’ ya tengo pensado un ‘Chesterton según Cortázar’…

    Recibe de vuelta otro saludo cariñoso y otro gran abrazo, con todo mi afecto. Y que vivas esa vorágine ‘desenchufado’ y con calma 🙂

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