Los Pasos

Siempre los mismos lugares: el mercado, el auto, el espejo, la corbata. Los protagonistas habituales: el pariente lejano, el amigo infrecuente, el perro, el fogón, las hojas muertas y amontonadas en algún ángulo del patio.

La negación de la ausencia. La negación a la costumbre de la ausencia. Huir resulta fútil, de acuerdo con las pequeñas victorias de la nostalgia.

Siempre los mismos sabores: el arpa, la trinchera de los libros y folletos, los zapatos caros, el alcohol, los números y curvaturas indeseables, la sangre, la dificultad para respirar, las naranjas jugosas y expectantes, la taquicardia, el alimento yermo y sin comensal, la asfixia de las tardes.

Precisamente de las tardes quiero hablar. En las tardes, cuando el silencio comienza a reclamar sus espacios y las criaturas desaparecen y se prefigura la noche en la gelidez de la ventisca y la intrascendencia del día se asoma por las grietas de la conciencia… entonces, por las tardes, palpo la obra del maligno, y me río culpable de la vanidad humana, y veo la madera fuerte y apreciada fundiéndose con las llamas, y miro también los lagos púrpuras que no reconocen súplicas, ni plegarias, ni medicinas, ni llantos.

Precisamente del llanto quiero hablar. Porque siempre en los mismos lugares, generalmente por las tardes, aparto mi rostro del mundo… para que nadie me vea o para creer que nadie me ve. Y allí, en mi anhelado o supuesto anonimato, en mi cierta insignificancia… allí, en ese refugio hecho de dolor, cercanía y huelga, como todos los buenos refugios… allí, puedo llorar. Y llorando ejercito la maledicencia con el olvido y los años, por robarme escenas que juraba me pertenecerían eternamente. Para disfrazar el olvido, intento recrear voces y pasos de transeúntes ocupados con sus pequeños problemas. En ocasiones, confundidos entre esa gente, presiento los pasos que alguna vez seguí, y nunca más veré.

Precisamente de esos pasos quiero hablar… o tal vez no.

8 thoughts on “Los Pasos”

  1. Corto, y muy fuerte

    Cuando el sielencio comienza a reclamar sus espacios… sí, excelente.

  2. Wow! Es triste, sí, pero uno se siente inmerso o rodeado por las descripciones. Muy bien escrito.

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