A transparent robe

He had learned, the hard way, to distrust anybody wearing the robe of perfection, for such robe does not exist. Everyone makes mistakes, the only perfect person is nobody, and no human being is able to comprehend all that is comprehensible. Wisdom, he had also understood, is not a matter of knowing: it’s a matter of loving. Each human enjoys the blessing of many virtues, and, similarly, each human is on a long, special journey to overcome faults. He thinks, though, that overcoming faults ultimately amounts to accepting them: once monsters are acknowledged, they tend to gradually vanish. And one of such monsters is the illusion of perfection: everyone is exposed to pain, and no transparent robe can protect from that. There is no point in hiding fears under a transparent robe. The sun burns down all of the robes, the rain pours down on earth washing away all of the robes. Love is what remains, a perennial skin.

La competencia

BORGES: «Los escritores no formamos un gremio. Los obreros hacen trabajos muy simples. A un estibador no se le dice: “Es inútil que siga estibando. ¿Usted sabe lo que ya se estibó en el mundo?”. Al matarife no se lo disuade de que mate animales porque desde miles de años ríos de sangre de animales corren por el mundo, y a un zapatero no se lo contiene con el argumento de que ya se han hecho zapatos ad nauseam; pero cada escritor compite, si no con todos los escritores del pasado, con muchos. La utilidad de los movimientos literarios es que nos libran de muchos escritores. Viene un movimiento a favor del verso libre y se desecha a todos los poetas que rimaron; viene un movimiento a favor de la rima y se desecha a cuantos escribieron verso libre. Hay demasiados escritores y debemos suprimir el mayor número posible». Dice también: «Creo, como Stevenson, que un escritor debe trabajar por un pago mínimo, con un máximo de responsabilidad.»

Entrada correspondiente al sábado 11 de julio de 1959 en el libro “Borges” de Adolfo Bioy Casares.

In praise of butter

“From milk, too, butter is produced; held as the most delicate of food among barbarous nations, and one which distinguishes the wealthy from the multitude at large.” (Pliny The Elder, Natural History, 28.35)

The Dreaming Iolanthe: Photograph of a bas-relief sculpture made of butter by Caroline S. Brooks (1840-1913). The tools used were a common Butter Paddle, Cedar Sticks, Broom Straws, and a Camels Hair Pencil.

Yesterday, my sister thought of and shared another of her pearls of wisdom: virtue tastes like butter. My sister’s displays of wit are always very welcomed guests set to straighten out some discussions. At the time, a discussion on virtue and its demons, right in the middle of our meal. Suddenly, while savoring a toasty bread spread with butter, she came up with her dairy metaphor. I immediately chimed in, I felt an important resonance stemming from her idea: virtue is good, and so is butter. Simple. But I even dare to go a step further: butter tastes much better than virtue. After all, what’s virtue? An ideal, likely and commendably pursuable, but, nevertheless, more often than not a matter of fiction. A cynical rehearsal would yield this statement: virtue is something that others worry about. But it’s not the case for butter. Butter is impervious to moral’s grounds (except, remarkably, for the perils of gluttony.) Thereby, if one’s able to enjoy dairy foods, butter will be a feast for the senses, and will turn bread into Bread, and breakfast into Breakfast. Barbarous nations of early Europe were aware of this special substance of butter, and they bore derogatory labels from Romans and Greeks, who tagged them as simple “milk-drinkers”. Unfortunately, Mediterranean climate was very harsh on butter, better suited to the climates of northern Europe and its barbarians. And time, perfect master of everything, would prove barbarians right. And time, ancient times, have kept butter as a delicacy, a pleasure coming from the dawn of the world. As Leigh Hunt once stated: “Bread, milk and butter are of venerable antiquity. They taste of the morning of the world.” Bread spread with butter, a breakfast with the family… ah, simple things are the best.

Pursuing virtue might be a complex issue. However, we have butter.. and virtue tastes like butter… so…

“Meanwhile, let us dine and breakfast, like good-humored people; and not quarrel with our bread and butter.” (Leigh Hunt, The Seer, Breakfast Concluded)

La Orquesta del Titanic: Calíope, Crono y Poseidón

Hombres de Negro

Desde el pasado fin de semana escucho con gran deleite el nuevo disco de Serrat & Sabina: La Orquesta del Titanic. Conocía los promocionales, Hoy por ti, mañana por mí y Cuenta Conmigo, que preludiaban el disco cuya excelencia ya he confirmado. Particularmente, la canción Cuenta Conmigo comienza a recibir espacio en alguna radio venezolana.

En conjunto, los 11 temas del disco evocan imágenes nocturnas: como si Toulouse-Lautrec olvidara por un instante la voluptuosidad parisiense y se entregara a las visiones de una noche catalana. Un lienzo o música nocturna que puede disfrutarse a cualquier hora. Además, este particular ejercicio de exégesis encuentra multitud de sabores en los versos: como si estas canciones fuesen escritas por Machado, Lorca o Garcilaso, al amparo de algún piano de Memphis, posteriormente corregidas por Baudelaire… y viceversa. Y antes de la publicación final, otros poetas, por ejemplo Benedetti o José Alfredo Jiménez, introducen pequeños ajustes aquí y allá, para perfeccionar los sabores. Dulces pasteles de muchas capas.

Entonces, como asceta en súbito éxtasis místico, comienzo a sospechar que La Orquesta del Titanic propone un juego, un juego muy serio, cuyo primer guiño se encuentra en el título mismo. Un trasatlántico hundiéndose, más por capricho de Crono que de Poseidón, pero, aunque todo va a perderse en las profundidades implacables, y aunque las vajillas flotan y los niños y las damas van primero y los magnates detrás, estos dos muchachos que acompañaron a Wallace Hartley hasta el final (presumibles polizontes, uno del Poble-sec y otro de Úbeda, si bien los registros históricos no son claros) nos demuestran que Calíope puede superar la impiedad de otros dioses, derrotar todo: a la presión subacuática, a la concentración salina en los pulmones, a la envidia de Poseidón, al paro, a la inflación y a las canas en la garganta. La música, cuando es excelente, asegura su eternidad, y sobre todo, su trascendencia. Y la música en La Orquesta del Titanic es excelente.

Me he divertido sintiendo las similitudes entre el tema homónimo y Los Fantasmas del Roxy. Además, prolongo el juego de los versos: Mujer de sombras y de melancolía, aunque éramos asquerosamente jóvenes y nunca saco a pasear el corazón, recuerda que a veces amanecía por detrás del malecón y las orquestas, y recuerda también que el amor no tiene cura y es eterno mientras dura. Disculpa que me distraiga por tener que soportar a tanto idiota: lo que pasa es que estalla una bomba en la noche de paz, lo que pasa es que apesta a zambomba el mensaje del Rey. No prometo ser el ángel en tu cielo, porque lo peor del cielo es que está tan lejos de aquí, y además qué falta le haría otro ángel al cielo. Perdona también si me ves cínico o huraño, si te horroriza mi colección de cromos de barcos piratas sin ley, mi colección de escarabajos aplastados… te entiendo… hoy un escarabajo, mañana… quién sabe mañana. Lo único que puedo prometerte es que si buscas alguien que te trate mal, cuenta conmigo.

De este disco me complace especialmente la novedad de composiciones y la simbiosis: no es Serrat, no es Sabina, es Serrat & Sabina. Podría ser, a veces, Tarrés & Sabina. Disco totalmente recomendado.

After the rain

Last trails of rain are slowly fading away, and the soil, little by little, makes provisions for the chasms of banishment and the madness of a ruthless sun and its warm embattling. That’s the pendulum of nature, a perpetual writhing between hot and cold, smiles and tears, sun and rain, sky and earth… and life is adamantly and eternally linked to the swing. This season, rain has wonderfully abode by sweet evocations of the past, and tasty chocolate, and a wonderful deluge of green skin for the trees, and the realm of water, and elder memories of a boy and his dad and his dogs, and a likely infinite enumeration of happiness. Now the sun will take away all of these soothing remembrances, bringing along the glance of Apollo and the sugar of Syzygium malaccense and the kingdom of bugs, setting aside any trace of pain, casting new life everywhere. Therein, in any derelict breaches of the soul, the new sun rays will sprinkle further seeds of hope and joy, bracing for more adventures, laughter, and vapors of cocoa.

Prelude of sugar: Pomalaca blossoms (Syzygium malaccense)
Ants: kings of the fungi hill

Rain, however, went back on my books, sprouting, without noticing, a conspiracy of mold. To forfend the library we’ll have to iron out these unexpected visitors, this seemingly last trace of rain.

The rain's guests

And, after the rain, time to get back to the grind, to the music, to the mathematics, to the chocolat blanc, to the beauty of life.

Desde la vorágine

  • Alejandro en “modo unplugged” durante varios días. Lejos de la cibernética y sus adláteres, un descanso.
  • Éste es un año electoral en Venezuela. La vorágine.
  • La vorágine se aprecia mejor en “modo unplugged”. La mente está relajada, las señales se perciben con mayor nitidez.
  • En la vorágine, los políticos. Nunca en el centro de la vorágine, siempre a salvo.
  • Todo político serio (?) debe proclamar que él ha refundado, está refundando o refundará la patria.
  • El verbo “refundar” es de novísima acepción en el DRAE.
  • Para las masas, los verbos más efectivos son los emocionales, no los intelectuales.
  • Verbo intelectual = pensar. No recomendado para el discurso político.
  • Verbo emocional = dar. Modo de empleo: “Yo les voy a dar…”. Altamente recomendado. Imprescindible.
  • Con el verbo “dar” debe sentirse que la acción recae sobre el “Yo”. Énfasis en “Yo”.
  • El líder es el Yo, El Mesías, Fulano El Grande, La Autoestima de Moda, la solución definitiva a tu problema con Edipo y todo lo edible.
  • Debe acompañarse el “Yo” con una sonrisa.
  • Si es una sonrisa impostada, mejor. Parecerá más natural.
  • Todo político serio (!) promete que a diferencia de los anteriores él/ella no prometerá nada.
  • Acompáñese “de los anteriores” con una mueca despectiva.
  • La propaganda política como un códice. Y cuando ha visto una, las ha visto todas.
  • Se entiende, se justifica, se promueve, se defiende a ultranza esta falta de originalidad en la política. El mensaje para las masas debe ser una repetición, algo viejo, algo muy conocido, un mensaje que garantice la asimilación inmediata por parte de la masa expectante.
  • Esta mañana me tocó moler maíz, para la masa de las arepas.
  • Admitamos un elemento nuevo. La promesa de curar el hambre y las noches sin techo ya no basta: hay que garantizar los suministros que contribuyan a verse bien (implantes, narices de repuesto, etcétera), algo muy importante en una sociedad que rinde culto al cuerpo mediático, distorsionado.
  • Uno de los finales de Rayuela, acaso el más conocido de sus finales, predecible final para la vorágine venezolana: “Era así, la armonía duraba increíblemente, no había palabras para contestar a la bondad de esos dos ahí abajo, mirándolo y hablándole desde la rayuela, porque Talita estaba parada sin darse cuenta en la casilla tres, y Traveler tenía un pie metido en la seis, de manera que lo único que él podía hacer era mover un poco la mano derecha en un saludo tímido y quedarse mirando a la Maga, a Manú, diciéndose que al fin y al cabo algún encuentro había, aunque no pudiera durar más que ese instante terriblemente dulce en el que lo mejor sin lugar a dudas hubiera sido inclinarse apenas hacia fuera y dejarse ir, paf se acabó.”

La conquista de la felicidad

Es asombroso cuánto pueden aumentar la felicidad y la eficiencia cultivando una mente ordenada, que piense en las cosas adecuadamente en el momento adecuado, y no inadecuadamente a todas horas. Cuando hay que tomar una decisión difícil o preocupante, en cuanto se tengan todos los datos disponibles, hay que pensar en la cuestión de la mejor manera posible y tomar la decisión; una vez tomada la decisión, no hay que revisarla a menos que llegue a nuestro conocimiento algún nuevo dato. No hay nada tan agotador como la indecisión, ni nada tan estéril.

Bertrand Russell (La Conquista de la Felicidad, 1930).

Nota: Éste es un librito muy agradable. Publicado en 1930, y dirigido a una audiencia muy peculiar, conserva aún muchísima lucidez. Particularmente, como estudiante de computación y matemáticas resulta imposible no encontrarse muchas veces con las ideas de Bertrand Russell. Podemos o no estar de acuerdo con él, pero su genialidad resulta indiscutible.