L’Arrabiata

El cuento L’Arrabiata, de Paul von Heyse, es uno de mis predilectos. Lo he releído varias veces, con el placer de descubrir que, a medida que transcurren los años, el cuento me gusta más. No he podido encontrar en la web una versión en español, pero aquí está una traducción de L’Arrabiata al inglés, realizada por Mary Wilson.

Esperanza

Con frecuencia, de las canciones permanecen en nosotros sólo pequeñas muestras, con forma de versos o tonos fragmentados. En este momento, además de reafirmar algunos de tales fragmentos en mi memoria, recuerdo la vieja radio gris y beige sobre la nevera, que desde muy temprano llenaba varias de mis mañanas infantiles con alguna señal AM. De ese tiempo cada vez más remoto conservaba una parte muy pequeña de una canción, específicamente una salsa, que en algunas partes dice “Y entre la escoba y el trapeador, Esperanza esconde su corazón”. Recién dos o tres semanas atrás, y gracias a la gentil y magnífica colaboración de varias personas, he podido conocer que la canción a la cual pertenece ese fragmento se llama Esperanza, y que su autor e intérprete es Jean Paul Colé, un cantautor cubano que vivió algún tiempo en Venezuela. El tema Esperanza está contenido en el disco El Ángel Desobediente (1993). No es una canción muy conocida, y no pude encontrar la letra por ningún lado. La transcribo aquí, y también, si alguien siente suficiente curiosidad, puede escucharla. A mí me encanta, me parece una composición brillante, elocuente, y retrata con maestría una tristísima realidad del mundo.

[wpaudio url=”http://www.chocolatesparalucia.com/wp-content/uploads/2011/09/jpce.mp3″ dl=”0″ text=”Jean Paul Colé – Esperanza”]

Esperanza es una joven
tan bella como una flor,
con manos de porcelana
y cuerpo de ruiseñor,
pero el destino la tiene
atendiendo un mostrador.
Esperanza vino al mundo
de familia no pudiente,
con un hermanito enfermo
y un padre que la abandona,
y hay que buscar la comida
pues el hambre no perdona.
Y entre la escoba y el trapeador
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Esperanza te llamaron
por irónica elección,
como animal te marcaron,
por una sola razón,
carne fresca en el mercado,
no hace falta corazón.
Y entre mil manos groseras
y palabras de burdel,
con un grito que ella ahoga
entre sus labios de miel,
Esperanza me hace daño
tu sonrisa de papel.
Y entre la escoba y el trapeador
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
La historia que aquí les cuento
la puede usted constatar
sólo saliendo a la calle
a Esperanza va a encontrar,
con una escoba en la mano
en la barra de algún bar.
Y entre la escoba y el trapeador
Esperanza esconde su corazón,
entre un borracho y un vaso de ron
Esperanza sueña con un amor,
que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.
Ay, que se la lleve, que se la lleve,
que se la lleve muy lejos.

Esperanza, por Jean Paul Colé. Tercer tema del disco El Ángel Desobediente (1993).

Para Sancho Gobernador

Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío, y esté vuestra merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso… Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo della una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma: «Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar, y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna». Sabida esta ley y la rigurosa condición della, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron: «Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y conforme a la ley debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre». Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre, que aún hasta agora están dudosos y suspensos, y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.

Cervantes (Capítulo LI, Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha)

A propósito del Cuerno de África

La gran mayoría de los seres humanos, los que viven en los segmentos más entrópicos del sistema-sociedad, son los más desdichados. Éstos, por falta de energía y de las estructuras adecuadas para aprovecharla -ya sea de manera individual o colectiva- se hunden en la fatiga, la indiferencia, la insalubridad, la enfermedad prematura, el hambre, la ignorancia y el hacinamiento, víctimas de la demagogia y la violencia, rodeados de una persistente inequidad, prácticamente integrados, incorporados y equilibrados con el caos y el desorden, arrastrados prematuramente por la tendencia del universo -del cual son parte- a la estabilidad y la entropía.

Eduardo Césarman (párrafo final de Hombre y Entropía (1974))

La Rentrée

Encore, les jardins et les sentiers des vacances et le goût du sel sur la langue du soleil. Encore, en recevant l’accueil cordial d’une connue chaleur, d’une habituelle brise, devient un chemin empierré menant à des boîtes, des rythmes, des voix souriantes.

Une grande rentrée.