La mercancía mitológica

Una de las características más importantes del mito cinematográfico es la transferibilidad, es decir, la posibilidad de transferir y referir el arquetipo ideal a una persona real y concreta y en especial al soporte físico del mito. En este principio psicológico se asienta el culto a la personalidad, porque el actor o actriz aparecen para el fan revestidos de todas las cualidades y virtudes de los personajes que han encarnado repetidamente en la pantalla: belleza, valor, inteligencia… Esto no ocurre en el teatro, pero sí en el cine. Por eso ha escrito Malraux que “Marlene Dietrich no es una actriz como Sarah Bernhardt, sino un mito como Friné”. Y cuando el intérprete da este salto cualitativo que le convierte en mito, nace una adoración colectiva por parte de sus fans, que confunden actor y arquetipo, y se crea un ritual mágico-erótico, una imitación de sus formas de vestir, de hablar, de moverse, de su “estilo” en suma… Recordemos, por su proximidad, la “cola de caballo” puesta de moda por Brigitte Bardot o la revalorización del busto femenino (devaluado desde 1900) después de la segunda guerra mundial, gracias a las actrices más populares del cine italiano… Bächlin, que es un economista, lo ha enunciado con todo el rigor de un científico: “La forma de vida de una estrella es en sí misma una mercancía”.

Román Gubern (Historia del Cine, Formación de un Arte)

El Regreso

Vozvrashcheniye. De Andrei Zvyagintsev. 2003. Una obra maestra. Hacía mucho que no veía una película tan bien realizada. La película trata sobre dos hermanos rusos (Iván y Andrei) cuyo padre regresa a casa luego de una ausencia de 12 años, y se los lleva a un viaje transformado en un descubrimiento del significado de ser hombre. Algunas escenas me resultan especialmente memorables, como aquella donde la cámara nos muestra lo que atrae la atención de Iván y sus binóculos. La dirección es magistral. Me encanta la forma en que el lenguaje visual se reduce a lo esencial, y debemos reconstruir la acción, lo que en cierto modo me evoca las películas de Tarkovsky. Excelente.

La actuación de Konstantin Lavronenko, en su rol de padre de los dos jovencitos rusos, es soberbia.

Por cierto, el padre de Andrey Zvyagintse desapareció de su vida desde los 6 años. Entonces, no escapa la película a lo autobiográfico.

Be sure to wear some flowers in your hair

Los nuevos campeones

Es un teorema del béisbol: “El buen pitcheo siempre supera al buen bateo”. El de anoche fue un gran duelo. Un sólo error tuvo Cliff Lee, y le costó el juego. Por su parte, Tim Lincecum se graduó de estrella… no se equivocaron los scouts de los Giants cuando vaticinaron que este muchacho sería un as de la lomita. Ayer lo confirmó. Enhorabuena también por Uribe y Rowand, recordados con afecto por la fanaticada de Chicago. Así es como se construye un equipo ganador, con un sólida generación de relevo acompañada de una buena dosis de veteranía. Y sobre todo: pitcheo y más pitcheo. Pitching is the name of the game. Otro factor clave para la victoria: Bruce Bochy. ¿Alguien esperaba el toque de Huff? Un señor mánager, Mr Bochy.