La gente va muy bien

La gente va muy bien es una deliciosa canción de Serrat, que entre otras cosas demuestra que la gente va muy bien para escribir canciones que hablan de lo bien que va la gente 😀 Los versos de esa canción combinan crítica y ternura, como el que dice: La gente va muy bien para aplaudir al jefe, animar el paisaje y preservar la especie. O mi estrofa favorita: La gente va muy bien para contarles cuentos, para darles porrazos y venderles ungüentos. La gente va muy bien… La gente va muy bien para decir que “sí”, para decir “amén”. Me encanta ese tema.

En otro sentido, según lo que he visto y escuchado en estas semanas, agregaré que la gente va muy bien haciendo colas kilométricas para comprar una caja de whisky. La gente va muy bien para comprar unas cervezas en vez de comprar un libro para sus hijos. La gente va muy bien para enviar a sus hijos muy lejos, a campamentos, guarderías, tareas dirigidas, y cualquier cosa que sirva para reemplazar la escuela o el liceo durante las vacaciones. La gente va muy bien para decir: “¿qué #$%&# me ves tú?”. La gente va muy bien para quejarse de sus gobiernos y no hacer nada excepto quejarse. La gente va muy bien para antojarse de alguna cosa justo cuando escasea o ya se ha acabado. La gente va muy bien para envidiar a otros. La gente va muy bien para empezar a leer los diarios por la parte más morbosa. La gente va muy bien para maltratar el lenguaje. La gente va muy bien para escribir alguna entrada sobre la gente. La gente va muy bien para todo. Acá el anormal es uno.

Sin embargo, hay mucha, muchísima gente que va muy bien para regalarnos a todos alguna genialidad, alguna sonrisa inesperada, alguna palabra de aliento, alguna muestra de calidez humana. Bendita sea esa gente.

Hijo de la Luz y de la Sombra

Joan Manuel Serrat es, sin espacio para la duda, mi artista preferido. Y mi disco favorito, sin dilaciones, es “Mediterráneo”. De Serrat destaco la elocuencia de sus composiciones, la concisa sencillez, y los ritmos intimistas, melancólicos o irónicos. Serrat entrega música de múltiples dimensiones, trascendental, y sin embargo, al alcance de cualquiera que se disponga a escuchar. Podría resumir con una palabra: magia.

Los discos aludidos

En su disco más reciente, “Hijo de la Luz y de la Sombra”, Serrat retoma la relación directa con el poeta Miguel Hernández. En mi juicio poco humilde y de escaso valor, y a riesgo de ser acribillado por algún serratiano, creo que este nuevo disco me gusta más que el “Miguel Hernández” de 1972. Es cierto que aquel disco incluye clásicos inextinguibles, como “Menos tu vientre”, himnos como “Para la libertad”, e ídolos personales como “Nanas de la Cebolla” y “Llegó con tres heridas”. No obstante, disfruto mucho más “Hijo de la Luz y de la Sombra”. No sé si son los arreglos o la voz sobria. O quizás la selección de poemas. Poemas de apariencia sencilla, pero que te sorprenden gratamente en sus recodos, con sensualidad (he poblado tu vientre de amor y sementera / he prolongado el eco de sangre a que respondo), gallardía (ante la vida sereno / y ante la muerte, mayor / si me matan bueno / si vivo mejor) o simplemente, verdad (el hambre es el primero de todos los conocimientos). Sobre todas, “Cerca del Agua” me cautiva como ninguna: cerca del agua te quiero, mujer / ver, abarcar, fecundar, conocer.

Escucho este disco, en combinación con “Vinagre y Rosas” de Sabina, y la noche de pronto se hace menos noche.