The King’s Speech

This King’s Speech is a really good and enjoyable movie. Directing by not well-known Tom Hooper is nice. The film conveys a lot emotionally, and its acting showcase is just mind-blowingly awesome: Helena Bonham Carter is great, Geoffrey Rush is excellent, and Colin Firth is perfection. In fact, I’d say that a great deal of the film’s dramatic message (and success) relies on Firth’s consummate command, understanding and delivery of true and emotive acting.

Hi there, Marla.

De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, gran maestro que moraba en Toledo

Autor: Don Juan Manuel

Otro día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y contábale sus asuntos de esta guisa:

-Patronio, un hombre vino a rogarme que le ayudase en un hecho en que había menester mi ayuda, y prometióme que haría por mí todas las cosas que fuesen mi pro y mi honra. Y yo comencele a ayudar cuanto pude en aquel hecho. Y antes de que el negocio fuese acabado, creyendo él que ya el negocio suyo estaba resuelto, acaeció una cosa en que cumplía que él la hiciese por mí, y roguele que la hiciese y él púsome excusa. Y después acaeció otra cosa que él hubiese podido hacer por mí, y púsome otrosí excusa: y esto me hizo en todo lo que yo le rogué que hiciese por mí. Y aquel hecho por el que él me rogó, no está aún resuelto, ni se resolverá si yo no quiero. Y por la confianza que yo he en vos y en el vuestro entendimiento, ruégoos que me aconsejéis lo que haga en esto.

-Señor conde -dijo Patronio-, para que vos hagáis en esto lo que vos debéis, mucho querría que supieseis lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, el gran maestro que moraba en Toledo.

Y el conde le preguntó cómo había sido aquello.

-Señor conde -dijo Patronio-, en Santiago había un deán que había muy gran talante de saber el arte de la nigromancia, y oyó decir que don Illán de Toledo sabía de ello más que ninguno que viviese en aquella sazón. Y por ello vínose para Toledo para aprender aquella ciencia. Y el día que llegó a Toledo, enderezó luego a casa de don Illán y hallolo que estaba leyendo en una cámara muy apartada; y luego que llegó a él, recibiolo muy bien y díjole que no quería que le dijese ninguna cosa de aquello por lo que venía hasta que hubiesen comido. Y cuidó muy bien de él e hízole dar muy buena posada, y todo lo que hubo menester, y diole a entender que le placía mucho con su venida.

Y después que hubieron comido, apartose con él y contole la razón por la que allí había venido, y rogole muy apremiadamente que le mostrase aquella ciencia, que él había muy gran talante de aprenderla. Y don Illán díjole que él era deán y hombre de gran rango y que podría llegar a gran estado y los hombres que gran estado tienen, desde que todo lo suyo han resuelto a su voluntad, olvidan muy deprisa lo que otro ha hecho por ellos. Y él, que recelaba que desde que él hubiese aprendido de él aquello que él quería saber, que no le haría tanto bien como él le prometía. Y el deán le prometió y le aseguró que de cualquier bien que él tuviese, que nunca haría sino lo que él mandase.

Y en estas hablas estuvieron desde que hubieron yantado hasta que fue hora de cena. De que su pleito fue bien asosegado entre ellos, dijo don Illán al deán que aquella ciencia no se podía aprender sino en lugar muy apartado y que luego, esa noche, le quería mostrar dó habían de estar hasta que hubiese aprendido aquello que él quería saber. Y tomole por la mano y llevole a una cámara. Y, en apartándose de la otra gente, llamó a una manceba de su casa y díjole que tuviese perdices para que cenasen esa noche, mas que no las pusiese a asar hasta que él se lo mandase.

Y desde que esto hubo dicho llamó al deán; y entraron ambos por una escalera de piedra muy bien labrada y fueron descendiendo por ella muy gran rato de guisa que parecía que estaban tan bajos que pasaba el río Tajo sobre ellos. Y desde que estuvieron al final de la escalera, hallaron una posada muy buena, y una cámara muy adornada que allí había, donde estaban los libros y el estudio en que había de leer. Y desde que se sentaron, estaban parando mientes en cuáles libros habían de comenzar. Y estando ellos en esto, entraron dos hombres por la puerta y diéronle una carta que le enviaba el arzobispo, su tío, en que le hacía saber que estaba muy doliente y que le enviaba rogar que, si le quería ver vivo, que se fuese luego para él. Al deán le pesó mucho de estas nuevas; lo uno por la dolencia de su tío, y lo otro porque receló que había de dejar su estudio que había comenzado. Pero puso en su corazón el no dejar aquel estudio tan deprisa e hizo sus cartas de respuesta y enviolas al arzobispo su tío. Y de allí a unos tres días llegaron otros hombres a pie que traían otras cartas al deán, en que le hacían saber que el arzobispo era finado, y que estaban todos los de la iglesia en su elección y que fiaban en que, por la merced de Dios, que le elegirían a él, y por esta razón que no se apresurase a ir a la iglesia. Porque mejor era para él que le eligiesen estando en otra parte, que no estando en la Iglesia.

Y de allí al cabo de siete o de ocho días, vinieron dos escuderos muy bien vestidos y muy bien aparejados, y cuando llegaron a él besáronle la mano y mostráronle las cartas que decían cómo le habían elegido arzobispo. Y cuando don Illán esto oyó, fue al electo y díjole cómo agradecía mucho a Dios porque estas buenas nuevas le habían llegado en su casa; y pues Dios tanto bien le había hecho, que le pedía como merced que el deanato que quedaba vacante que lo diese a un hijo suyo. El electo díjole que le rogaba que le quisiese permitir que aquel deanato que lo hubiese un su hermano; mas que el haría bien de guisa que él quedase contento, y que le rogaba que se fuese con él para Santiago y que llevase él a aquel su hijo. Don Illán dijo que lo haría.

Y fuéronse para Santiago; y cuando allí llegaron fueron muy bien recibidos y muy honrosamente. Y desde que moraron allí un tiempo, un día llegaron al arzobispo mandaderos del papa con sus cartas en las cuales le daba el obispado de Tolosa, y que le concedía la gracia de que pudiese dar el arzobispado a quien quisiese. Cuando don Illán esto oyó, recordándole muy apremiadamente lo que con él había convenido, pidiole como merced que lo diese a su hijo; y el arzobispo le rogó que consintiese que lo hubiese un su tío, hermano de su padre. Y don Illán dijo que bien entendía que le hacía gran tuerto, pero que esto que lo consentía con tal de que estuviese seguro de que se lo enmendaría más adelante. El arzobispo le prometió de toda guisa que lo haría así y rogolo que fuese con él a Tolosa .

Y desde que llegaron a Tolosa, fueron muy bien recibidos de los condes y de cuantos hombres buenos había en la tierra. Y desde que hubieron allí morado hasta dos años. llegáronle mandaderos del papa con sus cartas en las cuales le hacía el papa cardenal y que le concedía la gracia de que diese el obispado de Tolosa a quien quisiese. Entonces fue a él don Illán y díjole que, pues tantas veces le había fallado en lo que con él había acordado, que ya aquí no había lugar para ponerle excusa ninguna, que no diese alguna de aquellas dignidades a su hijo. Y el cardenal rogole que consintiese que hubiese aquel obispado un su tío, hermano de su madre, que era hombre bueno y anciano; mas que, pues él cardenal era, que se fuese con él para la corte, que asaz había en que hacerle bien. Y don Illán quejose de ello mucho, pero consintió en lo que el cardenal quiso, y fuese con él para la corte.

Y desde que allí llegaron, fueron muy bien recibidos por los cardenales y por cuantos allí estaban en la corte, y moraron allí muy gran tiempo. Y don Illán apremiando cada día al cardenal que le hiciese alguna gracia a su hijo, y él poníale excusas.

Y estando así en la corte, finó el papa; y todos los cardenales eligieron a aquel cardenal por papa. Entonces fue a él don Illán y díjole que ya no podía poner excusa para no cumplir lo que le había prometido. Y el papa le dijo que no le apremiase tanto, que siempre habría lugar para que le hiciese merced según fuese razón. Y don Illán se comenzó a quejar mucho, recordándole cuántas cosas le había prometido y que nunca le había cumplido ninguna, y diciéndole que aquello recelaba él la primera vez que con él había hablado y pues que a aquel estado era llegado y no le cumplía lo que le había prometido, que ya no le quedaba lugar para esperar de él bien ninguno. De esta queja se quejó mucho el papa y comenzole a maltraer diciéndole que, si más le apremiase, que le haría echar en una cárcel, que era hereje y mago, que bien sabía él que no había otra vida ni otro oficio en Toledo donde él moraba, sino vivir de aquel arte de la nigromancia.

Y desde que don Illán vio cuán mal galardonaba el papa lo que por él había hecho, despidiose de él y ni siquiera le quiso dar el papa que comiese por el camino. Entonces don Illán dijo al papa que pues otra cosa no tenía para comer, que se habría de tornar a las perdices que había mandado a asar aquella noche, y llamó a la mujer y díjole que asase las perdices.

Cuando esto dijo don Illán, se halló el papa en Toledo, deán de Santiago, como lo era cuando allí vino, y tan grande fue la vergüenza que hubo, que no supo qué decirle. Y don Illán díjole que se fuese con buena ventura y que asaz había probado lo que tenía en él, y que lo tendría por muy mal empleado si comiese su parte de las perdices.

Y vos, señor conde Lucanor, pues veis que tanto hacéis por aquel hombre que os demanda ayuda y no os da de ello mejores gracias, tengo que no habéis por qué trabajar ni aventuraros mucho para llevarlo a ocasión en que os dé tal galardón como el deán dio a don Illán.

El conde tuvo éste por buen consejo, e hízolo así y hallose en ello bien.

Y porque entendió don Juan que este ejemplo era muy bueno, hízolo escribir en este libro e hizo de ello estos versos que dicen así:

A quien mucho ayudes y no te lo reconozca
menos ayuda habrás de él desde que a gran honra suba.


Nota: Tenía pendiente esta lectura desde hace mucho tiempo. Fran había recomendado este cuento en su entrada Españoles Fantásticos, y recién ahora he encontrado una grieta en mis ocupaciones, apropiada para la lectura de este cuento delicioso. Señala Fran que este relato de Don Juan Manuel era uno de los favoritos de Borges. Excelente cuento, y con un mensaje muy pertinente para todas las eras. De Don Juan Manuel no conozco mucho. Antes de este relato sólo había leído “De lo que contesció a un raposo que se echó en la calle et se fizo muerto” y “De lo que contesció al rey Abenabet de Sevilla con Ramaiquía su mujer”, ambos con sensaciones similares a las del Decamerón. Pero éste, “De lo que aconteció a un deán de Santiago con don Illán, gran maestro que moraba en Toledo” es mucho mejor. Creo que estos tres cuentos referidos pertenecen al Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio, libro con el que me gustaría encontrarme en algún momento.

Baba O’Riley

Asocio algunos temas a estados específicos. Por ejemplo, Fast Fuse de Kasabian para las llegadas a tierras extrañas. Desde hace algún tiempo, Baba O’Riley de The Who encabeza mis celebraciones. No tiene una letra directamente alusiva a celebraciones, pero para mí, celebra la música, y simplemente me gusta escucharla cuando alcanzo alguna meta. Canción conocidísima, pero debo tenerla aquí. Y por cierto, de todos los discos de rock escuchados, considero a Who’s next el mejor.

Manifesto Tercermundista

Autora: Ligia María Orellana (relato incluido en su libro “Combustiones Espontáneas”)

Joselo Manifesto despertó una mañana de octubre, refunfuñando. Su café matutino se volvía amargo por culpa de las noticias que traía el nefasto periódico. “¡No puedo creer lo que escuchan mis ojos!”, exclamaba entre sorbos y artículos de 500 palabras.
Veinte minutos más tarde, el ingenuo, dogmático y egocéntrico hombre se subió a su modesto automóvil, y se dirigió a su modesto trabajo, con su arrogante estupidez bien afianzada en su idiosincrasia.
La calle a dos calles del edificio donde trabajaba estaba bloqueada por la Comunidad de Infelices Ciudadanos Sedientos, que no tenían servicio de agua desde hacía 1084 días. Cuando el modesto carro de Joselo quedó atascado en el embotellamiento, Joselo refunfuñó como lo hizo en la mañana: “¡¿Qué me importa que no tengan agua?! ¡Tengo que llegar a mi trabajo!”, masculló encolerizado. Y no es que quisiera llegar a su trabajo.
Joselo Manifesto se presentó en la oficina con dos horas de retraso. La Comunidad de Infelices Ciudadanos Sedientos se vio obligada a retirarse después de que uno sus miembros sufriera combustión espontánea a media calle.
“Señor Manifesto, lo llama su ex esposa”, se oyó decir a su secretaria, cerca del almuerzo. “Dice que usted la está sometiendo a violencia económica y que si no le pasa el cheque esta semana, usted irá a la cárcel y después al infierno”. Y la secretaria sonrió, porque le fascinaban las telenovelas.
El señor Manifesto dio por terminada la charla con su ex cónyuge sin haberla iniciado; no podía ir a la cárcel, porque tenía amigos. Y en cuanto al infierno, ya estaba en él.
Despertó al día siguiente, refunfuñando. Despertó en abril, y seguía refunfuñando. Procreó desconocidos con desconocidas, y su estómago se hinchó cada día un poco más. Octubre pasó diez veces, y él seguía refunfuñando por las mañanas. La Comunidad de Infelices Ciudadanos Sedientos fue arrasada por una inundación y no quedó vivo ni un solo miembro. A pesar de eso, los embotellamientos continuaron.
Joselo Manifesto nunca hizo nada benévolamente extraordinario, ni sobresalió en nada más que su prominente barriga de alcohólico fantasioso.
Una mañana de agosto, a sus 49 años, no se despertó refunfuñando. Porque de hecho, no se despertó. En su país, que estaba en vías de subdesarrollo (muy lejos del desarrollo), la esperanza de vida no era muy prometedora. En todo caso, ¿a quien le gustaría vivir tanto tiempo en un país tercermundista, con Joselos Manifestos como compañeros de desgracia?

“De todos modos era un bastardo”, dijeron sus compañeros de oficina como único epitafio.


Nota: Mi cuento favorito de Combustiones Espontáneas. Creo que refleja a la perfección el estilo de Ligia: lúcido, crítico y aderezado con ese sentido del humor tan particular, tan Ligia. Como dije antes, “Ligia tiene un sentido del humor que oscila entre lo tierno y lo ácido, entre lo condescendiente y lo implacable”, y creo que Manifesto Tercermundista muestra plenamente a lo que me refiero. Pero más allá de eso, Manifesto Tercermundista destaca por su exposición de una realidad cercana, inmediata en tiempo y espacio: la de los hombres ajenos a su humanidad.  Sin duda, de los mejores relatos que he leído.

Un p’tit air


“Un p’tit air” es mi canción favorita del disco Le Bout du Toit (1995) de Têtes Raides. Descubrí Têtes Raides gracias a esta entrada, escrita por una señorita muy refinada. Todos los temas de Le Bout du Toit son muy buenos, pero “Un p’tit air” revela ingenio, magia en su letra, en su melodía.


Aquí, la canción:

Les coeurs jetés dans la fosse
et nous autres en contemplé
une lame de vérité
c’est qu’à moitié on est là-bas et
l’autre bout se court après

Un p’tit air et le jour
ça commence comme un rien
une brume et d’embrun
vient frapper ton corps malade
tu disais y a des matins
j’ai la gueule à côté
les trottoirs du hasard
et la pluie dans le cou

Un p’tit air sur trois tours
et perdu comme un chien
dans l’écume dans les mains
et retour à la rade
tu disais y a des matins
j’ai le plomb qu’a sauté
dans le soir des brouillards
les mouvances de nous

Où sont-ils nos deux corps
celui qu’avance
celui qui pense d’abord
quand seront-ils d’accord
pour s’enivrer encore
tout bas car il est tard
ça commence à faire froid ici

Le p’tit air et toujours
ça s’balade comme un rien
sur les plumes de satin
de nos peaux un peu fades
tu disais y a des matins
j’ai la vie en moitié
de mémoire de guitare
trois accords et c’est tout

Un p’tit air un air d’amour
si tu veux c’est le tien
la lagune se maintient
pour jouer cette aubade
tu disais y des matins
j’ai le coeur à chanter
va t-en voir quelque part
s’il a besoin de vous

Un p’tit air et le jour
un p’tit air sur trois tours
un p’tit air et toujours
un p’tit air un air d’amour.


Nota: Gracias, “Nada Personal”, por ésto, por A Via Láctea, y por muchas otras cosas. Por fortuna, podemos seguir apreciando las exquisitas selecciones y el buen gusto de la autora de “Nada Personal” en unatazaconvino.

1 Corintios 13: La preeminencia del amor

13:1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
13:2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
13:3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
13:5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
13:6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
13:7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
13:8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
13:9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
13:10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
13:11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
13:12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13:13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.


Nota: En una escena de Izgnanie los niños leen este hermoso capítulo bíblico.

Toy Story 3

De Lee Unkrich. 2010. Cuánto mérito para Unkrich por alcanzar -quizás superar- el nivel de las anteriores entregas de Toy Story. El día que fui a ver Shrek Forever After, exhibían Toy Story 3 en otra sala, pero yo opté por el ogro verde. En retrospectiva, fue una decisión subóptima: Toy Story 3 es mucho mejor. El final, lo confieso, me entristeció un poco… caminos que se abren, caminos que se cierran. Es una gran película, y aunque tengo muy buenas referencias de la producción conjunta de Sony y Pathé Pictures, L’Illusionniste, lo más probable es que el Oscar a la mejor película de animación se lo lleve Toy Story 3.

A Via Láctea

De Lina Chamie. 2007. Esta película brasileña, entramado de sentimientos, realidades y tráfico, pertenece al estrado donde reinan las mejores películas que he visto. Podría deshacerme en loas, pero sobre “A Via Láctea” lo más pertinente que puede decirse -y tal vez lo más noble, lo más humano- es: si tiene oportunidad de ver esta película, aproveche y mírela; es toda una experiencia.

Lo que es amar, amo esta película. En su núcleo, es la yuxtaposición de la historia del amor entre Heitor (Marco Ricca) y Júlia (Alice Braga), y un tributo a la ciudad, una ciudad que bien puede ser Caracas, Buenos Aires, Madrid, Londres, Sao Paulo, …

Pero más allá del núcleo hay una riqueza impresionante. La dirección, la semántica de las cámaras, las voces y silencios, la música, las múltiples referencias literarias (Mario Chamie, Italo Calvino, Manuel Bandeira, Drumond de Andrade), los pensamientos comiéndose a Heitor, la forma en que a veces Heitor y la ciudad resultan indistinguibles.

Esta escena con la cajita de música me recuerda que muchas veces tenemos la felicidad total en nuestras manos, y no lo sabemos (o no queremos saberlo, por culpa de nuestros demonios internos). Esas veces, la simple presencia o ausencia de algunas palabras puede apartarnos de lo que tenemos.

Fascinante. Muy emotiva. Las actuaciones perfectísimas. Hacía muchísimo tiempo que una película no me conmovía tanto como lo hizo “A Via Láctea”. Totalmente recomendada.


Nota: Espero ver pronto el nuevo trabajo de Alice Braga, al lado del inmenso Anthony Hopkins en The Rite. Con antecedentes como Ciudad de Dios, Ciudad Baja, A Via Láctea, y I am Legend, anticipo muchísimo. Algo más: en A Via Láctea aparece un hermoso poema de Mario Chamie, que a mí me encanta, y puede leerse íntegramente aquí por cortesía de unatazaconvino.